tengo ganas de volcar
el mundo en un zapato
dejarme estremecer
por las hormigas
arrebatos de un payaso
limpio
tengo ideas
acrobáticas de lo que se debe y no se debe hacer
mirando todo en
excelencia
me quedan pocas cosas
el mar se desfigura
por amígdalas
el amor galopante
entre las hojas
se pierde como
colibríes en el Manu
y me quedo quieto
inmóvil
impóshibol
¿cómo dejar todo lo magro
del marrón?
por un camino santo
por una vereda suave
con luz para los
niños
para que jueguen
sin pensar mucho
sin tocar este
aserrín de soledad
o
esta mano intacta de
bondad
y
los números en la
mochila
pesan como dátiles
como pumas, albatros
o cóndores inmaculados
en el fondo de algún
fondo
inagotable
ese brillo intestino
calmares y conchas
devorando todo lo mágico
un ser humano
abrazando a otro
un perro triste
esperando a su amo
miradas ajenas entre
tanto rojo y verde
siempre gano las batallas
pero cuesta cada día
más
conectarme con la luz
(de nuestro centro)
disfrutar cundo un
hermano pide ayuda
disfrutar cuando
compartes un segundo con quien sea
vivir realmente en
agradecimiento
de hablar con los
peces en el corazón
de caminar sobre la
grama
asombrado
de la esencia
de esta energía
que gozamos todos
en la chispa